Un maestro pretende formar influyendo en la manera de ser y actuar de los alumnos, y es un proceso que involucra tanto la razón como la sensibilidad.
Un buen maestro señala horizontes inagotables de saber, descorre cortinas que ocultan la verdadera naturaleza de los fenómenos y las cosas...
El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos, transmitir en la experiencia de enseñar el goce del conocimiento, contagiarles de actitudes de respeto hacia sí mismos, de entusiasmo y calidez en su relación con los otros, de autoconfianza y valoración de sus posibilidades.
Debe ser una persona organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra comunique con claridad, convenza, tenga impacto, y movilice los alumnos hacia cambios significativos.
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